18 de octubre de 2012

La peor cara de internet

por diario "El Observador", MVD, UY
(las negritas e itálicas son mías)

En la última semana, internet desperdigó por todo el mundo la noticia de otra joven que cae tras años de cyberbullying o ciberacoso.

El caso de la canadiense Amanda Todd, de 15 años, recibió cobertura mundial, tras suicidarse luego de tres años de ser acosada, tanto en la red como en su colegio, luego de que un desconocido difundiera su fotografía desnuda por Facebook.

Además de llamar la atención de la prensa y de las organizaciones en contra del cyberbullying, su historia llevó al grupo de hackers Anonymous a participar en la búsqueda de la persona que comenzó el acoso.

El grupo de hacktivistas dio a conocer el nombre del sospechoso a través de un mensaje en la web Pastebin, incluyendo su dirección y fecha de nacimiento.

Uno de sus miembros declaró a la cadena de televisión canadiense CTV que “generalmente no nos gusta lidiar de primera mano con materia policial, pero nos sentimos en la obligación de poner nuestras habilidades para proteger a los chicos”, según expresó en un mail. “Es una historia muy triste que nos afecta a todos”, afirmó.

De acuerdo con CTV, el sospechoso se presentó el lunes en un juzgado local donde se enfrenta a cargos de acoso sexual correspondientes a otro caso, pero también estaría implicado en esta muerte.

Su historia

Un mes antes de suicidarse, Todd colgó en YouTube un video mudo en el que contaba su tragedia con tarjetas escritas a mano.

En el video titulado “Mi historia: lucha, acoso, suicidio, daño”, Todd explica que tenía 12 años cuando una persona, a quien conoció a través de un video-chat, la convenció para que le enseñase los pechos.

Un año después la misma persona la quiso extorsionar con la fotografía, para luego terminar difundiéndola ante todos los conocidos de Todd.

Sus compañeros de clase comenzaron con los acosos, provocándole ansiedad y depresión.

Luego de ser golpeada por una de sus compañeras, intentó suicidarse.

Trató de dejar los problemas atrás mudándose a otra ciudad, pero internet permitió que sus acosadores la siguieran.

No tengo a nadie. Necesito a alguien. Mi nombre es Amanda Todd”, finaliza el video.

Responsabilidad digital

El psicólogo uruguayo Roberto Balaguer afirma que este fenómeno tiene casos similares en el país.

Desde que aparecen las primeras posibilidades para que los jóvenes publiquen mensajes online, esto comienza a pasar. Mi primer acercamiento a un caso de cyberbullying fue en el año 2000”, afirmó el psicólogo. En esa época, sin redes sociales, eran los foros o muros los medios de comunicación.

En Uruguay el canal para denunciar este tipo de problemas es Delitos Informáticos. “Que yo esté al tanto, no ha habido casos que hayan llegado a este final trágico. Pero sí hubo varios casos de acosos y denuncias”, afirmó.

Lo que hizo Anonymous se debería haber hecho antes, y ni que hablar, se podría haber evitado los tres años de martirio y la muerte de la chica”, dijo el psicólogo.

Balaguer afirmó que este caso se encuentra en un límite difuso entre cyberbullying y pedofilia. “De estos problemas hay documentados varios, que conforman un tipo de acoso sexual”. El nombre técnico de este tipo de hostigamiento es grooming. “El acosador se hace pasar por un joven de la misma edad para que el acosado entre en conversación”, definió, agregando que ese chantaje, al que fue sometida Todd, “es el modus operandi típico de la pedofilia. No del cyberbullying, que es un maltrato o humillación. Aquí hubo una combinación de ambas cosas”.

Para Balaguer, en los jóvenes es importante el trabajo preventivo para evitar el acoso cibernético. “Uno tiene que explicar el fenómeno y cuáles son los actores que participan en esto. Está el hostigador y el hostigado, pero también hay una tercera parte fundamental que es la audiencia. Los que asisten, asertiva o pasivamente, a la situación. Si estos toman cartas en el asunto y lo denuncian, es una situación fácil de revertir”.

De cualquier manera, afirma que el uso responsable de las redes es primordial, así como también el conocimiento de los padres de las actividades de sus hijos.

Las redes sociales parecen un mundo por fuera de lo real, y eso es una falacia. Esto produce a que se sienta cierta impunidad ante lo que sucede allí, que se puede hacer cualquier cosa”, explicó.

Tanto a los padres como a sus hijos “hay que educarlos en la vida digital”.


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